La comunión es un momento importante, es una edad especial, y sobre todo para las niñas de comunión, es un momento mágico, en el que se sienten como pequeñas princesas.Esto último siempre es así siempre. Ellas lo viven como un momento mágico, hablan mucho sobre como será el día, tienen una ilusión increíble por ponerse su vestido de comunión, por colocar su pelo, poner las manos así y asau para posar en las fotos, en fin…son pura emoción, y por lo que más rezan es porque todo salga bien en ese día, que no llueva, que no haga frío, que puedan jugar con sus amigas con esos vestidos tan largos y bonitos que llevan y sentirse princesas de cuento a lo grande.
Y esque no es para menos, es una celebración llena de sorpresas para disfrutarlas a tope. Una ceremonia, un banquete, regalos, tarta, candy bar, baile y toda la emoción de la gente que viene a verte y a compartir el día junto a ellos.
¡Y es que son pequeñas mujercitas!, ¡así somos!, ¡no podemos evitarlo!, nos gusta soñar dormidas y despiertas, ¡y que los planes salgan bien!, ponemos mucha ilusión en cada cosa que nos importa y disfrutamos a tope con ella.
Por otro lado están los niños, pequeños hombrecitos, que vienen con pocas ganas de colaborar en la sesión. Sin embargo, como niños que son, vienen porque mamá lo dice y han hecho un trato en el que mamá les ha prometido algo a cambio.
Vienen en general con cara de pocos amigos, poniendo a veces la condición de que sólo serán “x” fotos, que están cansados, y de que no será mucho tiempo. Yo me río por dentro, con una risa melefica ja ja ja jaaaaa, porque al final todos caen, ¡y se acaban divirtiendo!.
Es curioso, pero no es una sensación, es un hecho, no lo digo yo, lo dicen las mamás cuando vienen a recoger el álbum, y eso me gusta, porque quiere decir que ¡lo hemos hecho bien!, ¡toma!. Y lo mejor de todo, y sorprendente, es que cada año los niños aumentan en mi estudio de fotografía.
Los primeros años, siempre siempre tenía un 80% de niñas y el resto niños, ahora, todo está mas equilibrado, y creo que el boca a boca ha ido de casa en casa, y han visto que tengo el mismo amor y dedicación por los niños que por las niñas, que pienso mucho en ellos, pues siempre es mas difícil encontrar de todo en general para un niño que para una niña, y las mamás que tenéis niños como yo lo sabéis. Ellos también se merecen buenas fotografías, ellos también son protagonistas de su día, y ellos son importantes para nosotros.
Como anécdota os contaré la de Iván. Cuando su mamá vino al estudio a contratar el reportaje, tenía claro que quería hacerlo conmigo, ya teníamos amistad en relación a un reportaje de comunión anterior con su primera niña años atrás, sólo que esta vez tenía un problema. Su niño no quería hacerse las fotos, y no sabía como convencerle. Recuerdo que salía por la puerta y me dijo, «ya te llamo si le convenzo». «¡Que pena!, le dije, al final por una cabezonería suya… la que vas a perder eres tú, porque la que se va a quedar sin fotos eres tú, y dentro de unos años cuando te diga, ¿mamá y mis fotos de comunión?, el sentimiento de culpa va a ser para tí». Esto se lo dije desde el cariño y la confianza que ya tenemos, y que ella creo que valoró al momento, pues se fue y a los 10 minutos me llamó por teléfono, «Luz resérvame el día, ya está».
Cuando Iván vino a su sesión de fotos no solo pasamos un buen rato y nos reímos, si no que de bromas le dije, «yo creo que deberías de pedir una segunda sesión de fotos como regalo de comunión», hubo un silencio y una risa, me mira y me dice, «bueno… a lo mejor puedo cambiar algo de lo que he pedido…»¿cómo?, jajaja, se lo conté a su mamá y me dijo, ¡increíble!.
Ahí lo tenéis, son niños, y como niños que son a veces no saben lo que quieren, por eso estamos aquí, para hacerles ver que no todo es como piensan, probar cosas nuevas está bien, y que las fotografías no tienen por que ser aburridas, para muestra un botón. Les queremos, y hacemos lo mejor por ellos, para que tengan un recuerdo bonito, para que se vean de niños cuando ya sean grandes. Lo que hacemos hoy lo tenemos mañana.
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